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La carta de L’Almandin sigue siempre las estaciones, tanto en los menús gastronómicos como en la carta del día. La intención del restaurante consiste en proponer una cocina sutil en donde la sofisticación y la elegancia no oculten nunca la naturaleza de los productos y sus características esenciales. Porque un restaurante gastronómico debe ser, ante todo, un templo de los sabores.
Después de una primera pasantía con Alain Ducasse, Frédéric Bacquié debutó en las cocinas de L'Almandin. Luego pasó tres años con Christopher Coutanceau (2* en la guía Michelin), después de los cuales aprendió a trabajar con los peces en particular. De vuelta en el sur del Mediterráneo, se convirtió en el chef del Neptuno. Es en estas cocinas donde se convirtió en el chef más joven de Francia, a la edad de 26 años con su primera insignia Michelin. Luego pasó 10 años en los hornos de La Balette (1*) para finalmente reinvertir L'Île de la Lagune y las cocinas de L'Almandin.
Todos los meses, el restaurante L’Almandin organiza Las Mesas de Honor. Un evento gastronómico alrededor de un tema elegido por el Chef que crea un menú único para la ocasión y para un fin de semana. Caviar o trufa, utilización de flores comestibles, menús a 4 manos, temática musical, los temas varían y son un pretexto para un chef con estrellas para crear nuevos platos, cuestionarse y superar sus límites creativos.
Vengo a menudo al restaurante L’Almandin, para una reunión de negocios al medio día, una degustación con el menú gastronómico por la tarde o el fin de semana para un evento privado. Aprecio especialmente la aparente sencillez de la cocina de Frédéric Bacquié: es una cocina gastronómica que no es pretenciosa y se pone al alcance del cliente. Pero se ve perfectamente que todo es muy preciso, controlado. La cocina es magnífica. Es la cocina de un gran chef.
